19 de julio de 2011


Se agachó torpemente para alcanzar la litrona, saboreó el ultimo trago de cerveza caliente que algún grupo de colegas dejó tirado. Las personas se alejaban, le ignoraban, no era nadie para nadie, mentira, yo sí le veía. Sus ojos grises y cansados buscaban no sé qué, se puso a charlar con los chicos que estaban a mi lado, al principio era como un psatiempo aunque la humanidad hacía que mostraran un poco más. Historias mil aparte, le escuché participativa. No fueron sus harapos lo que me causó impresión, ni sus historias de cárceles, de calles, mi su preocupación por 3o centimos que le faltaban, o su entusiasmo por rebañar cigarros consumidos...

fue su humanidad, fueron sus principios y la acción de regalar lo poco que tenía.