25 de julio de 2011

instintos

Y oímos un ruido entre la maleza. Tú me dices shh, yo guardo silencio, bocabajo, pegada a la tierra, afino mi oído a lo que fuere que fuera. El corazón late fuerte. Ruido. Agazapada, tengo que tener una pinta ridícula, más yo no soy consciente de ello. La vista se comienza adecuar a la oscuridad. Vello erizado. Aunque eso probablemente no fuera fruto del ruido, sino de otros instintos más primitivos.

Silencio. Cri-cri cri-cri cri-cri elevado a 20.

Me doy la vuelta, señalas al cielo, la vía láctea.