12 de octubre de 2010

estupido

Ojalá me hubiera levantado mucho antes, ojalá puediera haber parado el sufrimiento en que ella se ahogaba mientras tu le susurrabas sandeces al oido. Adivino qué era. Promesas de un futuro mejor, un lo siento nena, no lo haré más, los "cambiaré te lo prometo" a borbotones taladrarían su frágil cerebro que se debatía entre el dolor y la desesperación.

Y me sentía como si me tragase el mundo hasta que, se te cruzaron los cables. Otra vez. Pero esta vez, supe qué hacer.