Sonaba a crepitar del agua, toc toc toc toc toc toc toc, llamaba a mi cabeza. Abrí los ojos. Nació la sonrisa. Aspiré bien hondo y me levante de un salto, cogí mi vieja sudadera, no hay que estar precisamente presentable para ver a los viejos amigos, sólo estar ahí.
Salí corriendo hacia ella.
¡Has vuelto! - dijo una.
Nunca me fui - dijo la otra.