28 de enero de 2011

y no me quito el dolor de cabeza

A veces, escribimos cosas que sentimos en el momento, que daríamos lo que fuese por poder compartirlas, por poder gritarlas (!) , por ser capaces de hacer ver a los demás cuánto hemos sentido, cuánto hemos vivido.

A veces, revisamos, y sentimos miedo y vergüenza, no queremos mostrar, no queremos mostrar, y nos encerramos, no queremos mostrar, debilidad, acostumbrándonos sí, tal vez a eso. A escondernos tras una coraza.

No quiero ser eso, no me gusta, no me apetece esconderme, viene dado por los propios genes, o por el alma o por el entorno o su mierda, mostrar quién no somos, por proteger lo que quiera que seamos o no.

No quiero ser así. Yo me expongo ahí sin más. Soy como un efferargan efervescente en el centro de una catarata. Sí, eso soy yo. Y no me da miedo consumirme. O tal vez sí. Pero prefiero ser eso a un diamante envuelto en croché.

Yo al menos, siento.